domingo, 24 de agosto de 2008

Sara Vaughan



Las revistas especializadas elaboraban un ranking de acuerdo a las encuestas que realizaban, esta señora ganó el primer puesto de la Esquire New Star 1945, del Down Beat (1947-52) y del Metronome (1948-52). Su nombre fue sinónimo de canto en jazz durante dos generaciones.
Había nacido el 27 de marzo de 1924 en Newark, New Jersey, (USA), ahí pegadito a la gran manzana, en casa escuchaba la guitarra aficionada de su padre tocando blues, con su madre comenzó a tocar el piano, el órgano y a cantar en una iglesia, a los diez años. Como muchas chicas de su edad mezclaba juegos y música, mientras esperaba su oportunidad. Lo acostumbrado era el certamen anual del Teatro Apollo en Harlem, claro ella era negra, y bopera. Luego de ese pequeño gran candelero que significaba obtener el premio del certamen en el Apollo, otra de las grandes divas del Jazz, Ella Fitzgerald, a quien reconocería siempre como la número uno, la recomendó a Earl Fatha Hines; éste la contrató como segunda pianista y cantante, justamente el cantante Billy Eckstine fue quien diligenció aquel encuentro.
Pero a pesar de la experiencia que adquiría en la orquesta, sobre todo teniendo sentados junto a ella a dos muchachos, también boperos, que ya estaban cambiando el jazz: Charlie Parker y Dizzy Gillespie, esto solo significaba un escalón mas.
Grabó Pop, Bebop, Spirituals, y en 1969 el “ Messiah “ de Haendel, también Swing con grupos como el de Teddy Wilson y orquestas de cuerdas como la de Bud Powell.
1949 es el año en que firma contrato con Columbia y comienzan los éxitos, rápidamente se posiciona en el primer puesto entre las cantantes y en esa época graba con Miles Davis.
Apreciada en la medida de su talento y dotes naturales, fue escuchada en toda Europa, Japón, y por supuesto en su país incluyendo la Casa Blanca en 1965 y el Carnagie Hall en varias ocasiones.
Su estilo partía de estar dotada de una entonación perfecta y un rango extendido que le permitía recorrer registros de barítono, alto, mezzosoprano y soprano. Dominaba ampliamente el Scat, no tenía formación académica en el canto y quizás eso le facilitaba imitar instrumentos y como ellos lanzar improvisaciones osadas y exitosas. Controlaba la emisión de los sonidos de su voz, para agregarle clima a una canción, mediante la yuxtaposición de frases cantadas en tono totalmente opuestos, uno suave, casi intimo y otro áspero, aplicaba vibrato nasal o sonidos guturales. Todo esto sin desentonar ni perder la idea del tema ya que sucedía mientras componía sobre la marcha. Así era su música

La música de:
Sarah Lois Vaughan o “La Divina ” o “ Sassy “ la gran Sarah Vaughan

Se ilustra la columna con: "Lonely hours" ( de Salomón y Glaser )
Grabado en Nueva York para EMI Records en 1964